Conozco muchas mujeres a las que les da temor decir cuántos años tienen. Viven quitándose la edad y quieren ser jóvenes para toda la eternidad. No quiero decir que está mal cuidarse y verse bella en todo momento. Sin embargo en la sociedad en la que vivimos está mal vista la madurez, esos primeros signos de la edad que se reflejan en nuestra piel, las canas y la experiencia.
A medida que van añadiendo velas a la tarta de cumpleaños (es una forma de decir porque solo se pone una para disimular la edad), es más probable aborrecer la fecha de natalicio. O mejor dicho, su celebración.
No te sientas “rara” al pensar que eres la única a la que no le gustan las fiestas o las tarjetas ese día. Pero que lo “sufran” muchos es un consuelo ni una excusa para que ese día prefieras convertirte en avestruz y esconder la cabeza en la tierra.
Luchamos cada día por combatir los signos de la edad. Tenemos mucho miedo a envejecer y a “pintar canas y arrugas” porque eso está mal visto. Al menos en la cultura occidental. Todo lo contrario sucede en las tierras orientales donde los ancianos son considerados las personas más sabias y a quienes rendirles respeto y homenaje.
Cambia el chip. ¿Por qué no ves los signos de la edad como experiencias y no solo como más años?
Cada cambio de década conlleva una crisis. La más conocida en las mujeres es la de los 40. Pero también están las que sufren al cumplir 20, 30, 50, 60… Sin embargo para mí sumar años es lo mismo que sumar vivencias y experiencias. Lo bueno y lo malo nos ha dejado un aprendizaje que podemos usar para nuestro propio bien o esparcirlo como semillas en el campo en la gente que queremos.
Las alegrías y las tristezas, los aciertos y las equivocaciones, el llanto y la risa… todo nos ha marcado de tal manera que hoy podemos mirar al mundo con otros ojos.
Tener más años no es ser menos… sino todo lo contrario.
Si no te gusta festejar tu cumpleaños, estás en todo tu derecho, pero no olvides que ese día eres el ser más especial para todos los que te rodean. Cambiarán sus actividades para ir a saludarte o al menos se tomarán el tiempo de llamarte por teléfono. ¿Eso no es suficiente?
Además, por más de que no te lo digan, todos más o menos saben la edad que tienes. ¿De qué te sirve quitarte años? Cómo te veas es tu mejor documento. Si estás bien, parecerás más joven, de eso estoy seguro.
Las vivencias que has tenido a lo largo de tu vida son los regalos más importantes que has podido recibir. Los primeros signos de la edad en tu rostro, cuerpo o en tu cabello son solo testigos del paso del tiempo y la fiel demostración de que eres sabia, experta y llena de cosas para dar a los demás.
No dejes que un número cambie tu vida. Eres lo que irradias, no la edad que tienes.
Puedes ser joven con alma de viejo o viceversa. Todo está en tu actitud. Por ello, no olvides que los mejores signos del paso del tiempo siempre serán tus anécdotas y experiencias.